Martes Dry – Cine – La maquina matamalvados (1952) de Roberto Rossellini -80′ – Italia
‘En este sentido he decidido homenajear a mi ídolo reseñando una rareza infravalorada en su trayectoria. Porque La máquina matavalvados tuvo la mala suerte de ser producida en la época de esplendor del italiano —la que abarcó desde Roma ciudad abierta hasta Fugitivos en la noche— y por ello se observa como una pieza extraña y ligera apartada de la línea de autor de uno de esos genios que marcaron una época indeleble en la historia del cine. Así, la cinta fue el siguiente proyecto de Roberto tras rodar junto a la Bergman Stromboli. Igualmente un año después de realizarla, el autor de Desiderio volvió a reunirse con su pareja para filmar otra obra incontestable como Europa 51. El hecho de que La máquina matavalvados se sitúe en medio de estas dos obras maestras ha inducido a la crítica a etiquetarla como una especie de obra de sosiego y asueto encuadrada en un género como el de la comedia absurda no del todo cultivado por Rossellini en esas fechas.
Pero nada más lejos de la realidad. Y es que vista en su contexto específico, La máquina matavalvados es una de esas obras que desprenden toda la ideología y sintaxis del maestro Rossellini. Cierto es que la comedia no fue el género predilecto del maestro. Pero, no es menos cierto que Roma ciudad abierta, Francisco juglar de Dios o la propia Stromboli contenían ciertas gotas de humor costumbrista que en la obra protagonista de esta reseña aflora en toda su plenitud. Incluso el episodio dirigido por Roberto en la cinta compartida Nosotras las mujeres no dejaba de ser una comedia satírica. Y que decir de una fábula como Dov’è la libertà…? donde Rossellini vertió toda su mala leche para hacer aflorar las risas y las lágrimas a través de la mirada de un Totó que anhelaba retornar a la cárcel ante el panorama dantesco y desolador que la vida en supuesta libertad representaba para un ex-convicto. Sí. Roberto fue un hombre con más vertientes que la neorrealista extrema y La máquina matavalvados es sin duda su obra más atrevida, surrealista y satírica.’
(Extracto de la reseña de Rubén Redondo)